A pesar de lo dicho, las autoridades parecen dispuestos a
concedernos una salida: en Estados Unidos, uno podrá negarse a colaborar con
casorios gay si alega motivos religiosos. Vamos, algo así como si dices que no
comes cerdo porque lo prohíbe Mahoma o que no te haces una transfusión porque
eres testigo de Jehová. Vamos, que el marimonio es lo normal y su negación es
un caprichito de unos cuantos, con el que graciosamente se condesciende.
Pues no. A no ser que la sanción me dejara con una mano
adelante y otra detrás, si llega el caso yo no alegaría "motivos
religiosos", sino ser una persona que todavía no ha perdido la chaveta y
que eso de casar a dos tías o a dos tíos es un disparate que se le ocurre al
que asó la manteca en el dedo. No es una cuestión religiosa, sino de razón y de
evidencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario