El cadáver de los Estados Unidos ha entrado en proceso de putrefacción,
y a lo que apesta es justamente a quien ha sido su enemigo durante toda su
existencia: el totalitarismo. Así como los nazis solían infligir castigos
ejemplares (uno de cada diez será fusilado, por ejemplo), ahora han impuesto a Kim
Davis pena de cárcel, según su juez, porque una multa sería leve sanción para
disuadir a la funcionaria de Kentucky de su negativa a dar licencias de
matrimonio homosexual. Una vez metido el susto, la han liberado con la condición
de que, al menos, no impida a otros dar papeles para legalizar la sodomía.